sábado, 21 de enero de 2012

3 er. Domingo del Tiempo Ordinario

Texto: Mc 1, 14-20

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: convertíos y creed el Evangelio». Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.

Comentario:

Este 22 de enero celebramos el Tercer Domingo del Tiempo Ordinario y el texto que se nos propone es Marcos 1, 14-20. En él vemos el comienzo de la vida pública de Jesús en este evangelista y el primer relato de vocación de llamada a los discípulos.

Es el comienzo, la llegada del Reino de Dios a nosotros, la puerta abierta a una realidad que está más allá de nosotros, una realidad que nos trasciende y es Jesucristo quien nos abre esa puerta. Sólo dos requisitos para hacer este camino. Cambiar, dejar de lado aquello que nos impide caminar y ponernos en la dirección correcta. Y, confiar en la Buena Noticia, creerte que realmente ese es el camino que hay que seguir, que tras esa puerta está la felicidad.

Y es la invitación. La invitación a hacer ese camino, pero no en soledad. Gracias a Dios, no nos abandonan a nuestra suerte, hay quien hace ese camino contigo. Hay alguien que va delante para abrir camino, para poder seguirle. Tenemos un ejemplo.

Esta semana, este comentario llega tarde, más que de costumbre, apurando el tiempo, pero por una buena razón. Una de esas personas que Dios a puesto en nuestro camino como guía (sin pretender compararla con Jesucristo, aunque la teología nos dice que actuaba en su persona) ha ido a reunirse con él. José Ángel que fue director de Dabar, de quien depende esta publicación, ha fallecido. Y los sentimientos se entremezclan, el dolor, la alegría del recuerdo. Él, a su manera, siguió esa llamada y, como otros tantos, nos ha servido de guía y compañero. Gracias Mariano, que tuviste esta idea. Gracias Luis José, que le diste continuidad. Gracias José Ángel, que nos has enseñado a vivirlo.