jueves, 23 de junio de 2011

Corpus Chisti

Texto: Jn 6, 51-59

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo». Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre»

Comentario:

Este 26 de junio celebramos el Corpus y la liturgia nos ofrece el texto de Juan 6, 51-59. El evangelista nos recuerda la esencia de Cristo-Jesús, ser alimento, vivir para darnos vida. Evidentemente, estos versículos son de los que nos repulsan a la razón. Como dice la propia perícopa en boca de los judíos, ¿cómo vamos a comer la carne de nadie? Pero la participación en el cuerpo y la sangre de Jesús es el requisito para formar un solo ser con Él y, a través de Él, participar en la vida del Padre. Por último, el texto hace una referencia al alimento del Antiguo Testamento que queda superado por el cuerpo y la sangre de Jesús.

El participar de ese cuerpo y sangre nos convierte en hermanos, en hermanos que comparten. La comunión significa esto, compartir con los que tenemos alrededor. Hoy celebramos el día del amor fraterno. El compartir este cuerpo y sangre, el participar de esa comunión debe ser signo de la fraternidad, del sentirnos hermanos, pero incluso más allá de lo material. Qué duda cabe que compartir lo material es importante, pero más importante aún es compartir lo inmaterial, los sentimientos, las experiencias, el amor… el amor es el sentimiento que hace que nos sintamos bien con alguien. Una amiga mía me decía ayer que hay diferentes clases de amor, y que uno no quita al otro, cada uno es distinto, pero todos tienen en común el ser amores: amor a un amigo, amor a la pareja, amor a los hijos… Si recordáis El nombre de la rosa, es uno de los comentarios que hace fray Guillermo. Y creo que tienen razón, pero uno de esos amores es el amor fraternal, que va más allá de compartir bienes, (¡qué triste resultaría, qué insulsa y qué vacía estaría la vida sin amor!) sólo compartir bienes no es amar. Como dice san Pablo: ya podría dar todo lo que tengo, si no tengo amor, de nada me sirve… (cfr. 1Cor 13).

Los hay a quienes se no llena la boca diciendo que damos, que compartimos, que… pero que en realidad, ¿amamos? El amor al prójimo es el amor al próximo. Es fácil decir que se ama a quienes no se conoce y rechazar a quienes tienes al lado. ¿Y tú…?