martes, 23 de noviembre de 2010

1er. Domingo de Adviento

Texto: Mt 24, 37-44

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del Hombre pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del Hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de la casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre».

Comentario:

El próximo 28 de noviembre celebramos el 1er Domingo de Adviento, cambiamos de ciclo y el evangelista que nos va a acompañar en este año litúrgico es Mateo, en esta ocasión capítulo 24, vv. 37-44.

El texto recoge ese momento en que Jesús, utiliza una comparación con el A. T. para explicar la segunda llegada de Jesús. Para explicar que su llegada será cuando menos nos pensemos y que no hará distingos de personas. En estos días me toca contarles a mis alumnos el tema de la dignidad de la persona y creo que este texto les iluminaría que, en esa situación, todos seremos iguales.

El texto comienza a introducirnos en la dinámica de preparación, de purificación en la que debemos entrar para recibir, “como Dios manda”, a Cristo. Cada año nos encontramos con esta venida, con el revivir la primera venida de Jesús esperando la segunda. Me viene a la mente esa aclamación a la consagración que rara vez repetimos: Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este vino, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas. Como para la primera, la segunda venida será inesperada y ante ella todos seremos iguales. Un amigo compara este texto con el del Juicio del cap. 25 de Mateo, en él se nos dice cómo será ese Juicio, cómo debemos prepararnos para la venida. Y, curiosamente no habla de oraciones ni de ir a misa, sino de hacer el bien a los que tenemos alrededor. Ya sabéis… “venid, benditos de mi Padre… porque tuve hambre y me disteis de comer…”

¿Cómo me preparo para la venida de Jesús a mi vida? ¿Realmente quiero que venga a mi vida? ¿Es un don que pido o me creo tan autosuficiente que ya lo tengo?