martes, 16 de febrero de 2010

1er. Domingo de Cuaresma

Este 21 de febrero celebramos el primer domingo de cuaresma y nos ofrecen el texto de Lucas 4, 1-13. El texto de las tentaciones de Jesús. Cuando el Espíritu lleva a Jesús al desierto y allí el diablo lo tienta con la comida, con el poder y con querer ser como Dios. Jesús le responde con la Palabra de Dios. Acabadas las tentaciones el diablo lo dejó hasta otra ocasión.
Resulta curioso que el propio diablo utilice la Sagrada Escritura para convencer a Jesús, pero sólo utiliza unos versículos de un salmo que, lo único que nos viene a decir es que seleccionando lo que nos interesa podemos hacer decir a la Palabra de Dios lo que nosotros queramos. Si prescindimos del conjunto del mensaje, podemos malinterpretar la Revelación. Es el peligro que corro. Es mi tentación.
Pero las tentaciones de Jesús son las mismas que padecemos todos los que queremos seguir a Jesús. Todas ellas se reducen a una: el vivir al margen de Dios. Creo recordar que las lecturas de la semana pasada nos daban pie a hablar de las actitudes fundantes del cristiano. Esta semana, en el marco de la cuaresma, se nos recuerda que el pecado fundante es el querer vivir al margen de Dios, al margen de su amor, o usarlo en nuestro propio interés. Creer que nosotros solos tenemos fuerzas o que podemos utilizar a Dios para afrontar nuestra existencia, esa es la verdadera tentación. Los pecados de los que nos confesamos normalmente, no son más que manifestaciones de haber caído en esta tentación. En esencia, la misma que tuvo Jesús. Nada nuevo bajo el sol. La única solución, la misma que Jesús puso en práctica, confiar en su Padre.
¿Eres consciente de vivir estas tentaciones? ¿Vives al margen de Dios, le utilizas, o confías en él?