jueves, 19 de mayo de 2011

5º Domingo de Pascua

Texto: Jn 14, 1-12

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mi. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino». Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto». Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mi? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre».

Comentario:

Este 22 de mayo celebramos el 5º domingo de Pascua y la liturgia nos ofrece el texto de Juan 14, 1-12. Como es habitual, el lenguaje de Juan puede parecernos enrevesado. Si la semana pasada el Evangelio se dirigía a los judíos, esta semana se dirige a los apóstoles, si entonces nos hablaba de cómo llegar a la salvación, ahora nos dice cómo llegar al Padre y a Él… la temática es la misma, sólo a través de Jesús podemos alcanzar al Padre.

Prima el mensaje de tranquilidad, con Jesús podemos ir al Padre. La muerte no es el final de la vida, es simplemente el paso a otra realidad, a la del Padre. Jesús reconoce que es el Padre y no Él quien lleva a cabo las obras, y Jesús nos revela “la Verdad”, Él es sólo “el Camino”. Él hace ese camino con nosotros. Él es el cauce por el que la Vida de Dios llega a los hombres. Él es “la Verdad”, Él nos comunica el verdadero rostro de Dios, un Dios Padre-Madre cercano, preocupado por sus hijos, a quienes no ha abandonado a su suerte. Él es “la Vida”, la verdadera vida en el Padre, el único que puede abrirnos la puerta del aprisco para vivir en plenitud.

Una segunda idea destaca. He visto varias versiones de la vida de Juan XXIII y siempre me ha sorprendido un aspecto que destaca en todas ellas, como en el Evangelio de hoy el Papa Bueno no impone, propone y espera, pide lo que podría exigir. El ejemplo lo tomó de Jesús. Jesús pide, propone: “creedme”. ¿Pero sabéis qué? Pocos deben hacerlo. Porque lo que nos propone es que si creemos en Él podremos hacer las mismas obras que Él, y aún mayores. O eso, o no sabemos reconocer esas obras como portentos. Sinceramente, creo que la opción es la segunda. Creemos, pero no sabemos reconocer las obras que hacemos, mejor dicho, que Dios hace por medio nuestro, nos creemos que son fruto de nuestro esfuezo o nuestro saber hacer.

Si nos creemos unidos a Jesús, si nos llamamos seguidores suyos ¿Realmente somos para quienes nos rodean Camino al Padre, la Verdad del Padre, la Vida del Padre?