martes, 19 de enero de 2010

3 er. Domingo del Tiempo Ordinario

Este 24 de enero celebramos el tercer Domingo del Tiempo Ordinario y leemos Lc 1, 1-4; 4, 14-21.
La primera parte del texto recoge el principio del Evangelio de Lucas y cuál es su intención al escribir esta obra. La segunda parte recoge el momento en el que Jesús va a su tierra, a Nazaret, entra en la sinagoga y le ofrecen el libro del profeta Isaías para que lea en la liturgia del sábado y aparece el fragmento en el que se dice que Dios envía a su ungido para dar la Buena Noticia a los pobres, la libertad a los cautivos, la vista a los ciegos, para anunciar el año de gracia del Señor. Y Jesús dice que “Hoy se cumple esta Escritura”.
Podríamos divagar sobre el sentido de las palabras del principio del Evangelio de Lucas, sobre cómo es un libro dirigido a todos los “amigos de Dios” que eso quiere decir Teófilo, o sea, dirigido a todos nosotros. O cómo recoge el proceso de elaboración de los evangelios.
Pero creo que lo importante es el mensaje que nos transmite el autor, centrado en la segunda parte del texto, ese mensaje de liberación, de Buena Noticia, de año de gracia. Un ungido de Dios que viene para darnos a cada uno de nosotros lo que necesitamos. Y quiere hacerlo hoy, ahora, aquí. Pero, para ello, primero, necesitamos saber qué es eso de lo que necesitamos ser salvados, liberados. Jesús es para nosotros ese ungido que realiza para nosotros la perfecta salvación de Dios.
Si Jesús es la salvación debería ayudarnos a ver mejor a los demás, a oír el clamor de los necesitados, a liberarnos de nuestros egoísmos, a ayudar a los oprimidos por las injusticias, a anunciar la bondad de Dios entre nosotros. ¿De qué necesitas liberarte? ¿Qué puedes hacer por que se haga realidad el anuncio de Jesús para los que están a tu lado?