martes, 13 de abril de 2010

3er Domingo de Pascua

Texto: Jn 21, 1-19
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar». Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo». Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?» Ellos contestaron: «No». Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis». La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor». Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de coger». Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: «Vamos, almorzad». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos. Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: "Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?" Le dice él: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Le dice Jesús: "Apacienta mis corderos." Vuelve a decirle por segunda vez: "Simón de Juan, ¿me amas?" Le dice él: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Le dice Jesús: "Apacienta mis ovejas." Le dice por tercera vez: "Simón de Juan, ¿me quieres?" Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: "¿Me quieres?" y le dijo: "Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero." Le dice Jesús: "Apacienta mis ovejas. "En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras." Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: "Sígueme."

Comentario:
El Tercer Domingo de Pascua que celebramos este 18 de abril, leemos el Evangelio de Juan 21, 1-19.
El texto recoge el momento en que una vez resucitado, Jesús se aparece a sus discípulos, quienes llevan a cabo una pesca milagrosa y almuerzan con él; Jesús mantiene un diálogo con Pedro en el que por tres veces le pregunta si le quiere. El diálogo es especialmente rico y lleno de matices. Si nos fijamos bien, las dos primeras veces le pregunta si le ama, la tercera si le quiere. Después de cada contestación Jesús le manda apacentar el rebaño. Al final, le dice a Pedro: Sígueme.
Si nos fijamos bien las analogías con los hechos de la última cena son claros, entonces Pedro no podía seguir a Jesús y lo niega por tres veces, ahora le debe seguir y las negaciones se han convertido en afirmaciones de amor.
Sé que dependerá de la traducción del texto que tengáis, pero me parece especialmente interesante el matiz, por dos veces pregunta si me amas y la contestación de Pedro es: “Sabes que te quiero”, por último Jesús pregunta si le quiere y Pedro se entristece, porque le pregunte por tercera vez. Todos sabemos que querer no es lo mismo que amar. Las preguntas de Jesús van de más a menos implicación y la contestación de Pedro es la misma en las dos primeras: “Si, Señor, sabes que te quiero”. La última cambia porque Pedro se da cuenta de la actitud de Jesús.
Las preguntas de hoy, las ha hecho Jesús… Enrique (poned vuestro nombre) ¿me amas más que estos?... Enrique ¿me amas?... Enrique ¿me quieres?