lunes, 9 de noviembre de 2009

33er. Domingo del Tiempo Ordinario

Este 15 de noviembre celebramos el 33º Domingo del Tiempo Ordinario y la liturgia nos ofrece el texto de Marcos 13, 24-32. Y recoge una enseñanza de Jesús sobre el fin de los tiempos. Sobre el cómo y el cuándo acaecerá.
El evangelio de hoy nos sitúa en el final del año litúrgico y utiliza un lenguaje apocalíptico. Una serie de imágenes que el evangelista utiliza para ponernos en esa tesitura. Tal vez lo más claro sea la parábola de la higuera que nos revela el momento en que acaecerá ese fin de los tiempos. No sabemos el cuándo, pero debemos estar vigilantes y preparados. Dispuestos. Debemos estar atentos a la segunda venida de Jesús. Nadie sabe cuándo. El brotar de las yemas de la higuera nos anuncia la primavera, pero en este caso nos anuncia el fin del mundo. Nuestro mundo tiene un final, pero no supone el fin de la humanidad. La imagen es complicada pero ya se nos anuncia al comienzo de la segunda parte del Evangelio de Marcos con la paradoja de que el que quiera ganar su vida la perderá y el que la pierda por el Reino se salvará.
En cuanto al cómo. Si desnudamos el texto del lenguaje apocalíptico, es sencillo: con el triunfo del Hijo del hombre y de quienes han permanecido fieles a Él. Es un mensaje de esperanza en los momentos difíciles que va a vivir Jesús, que está viviendo la comunidad para la que escribe Marcos, que, salvando las distancias, podemos vivir nosotros hoy. La fidelidad a Cristo tiene su recompensa, aunque no sabemos cuándo la recibiremos.La semana pasada, el óvolo de la viuda nos invitaba a darnos a nosotros mismos, ¿lo vamos a hacer sólo cuando veamos brotar la higuera o siempre vamos a estar vigilantes ante la venida de Jesús?