sábado, 1 de octubre de 2011

27º Domingo del Tiempo Ordinario

Texto: Mt 21, 33-43

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje Llegado el tiempo de la vendimia, envió a sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron lo mismo. Por último, les mandó a su hijo, diciéndose: “Tendrán respeto a mi hijo”. Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: “Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia”. Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?» Le contestaron: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a sus tiempos». Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?” Por eso os digo que se os quitará a vosotros el Reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».

Comentario:

Este 2 de octubre celebramos el 27º domingo del Tiempo ordinario y leemos Mt 21, 33-43. El texto recoge la tercera de las parábolas de viñas de esta serie de domingos. La parábola es la de los viñadores homicidas: un propietario tiene unas viñas en las que contrata a unos labradores y se va de viaje, cuando manda a sus administradores a cobrar lo que debe percibir por los frutos, los labradores los matan y apedrean. Ante la situación manda a su hijo creyendo que lo respetarían pero lo matan también para hacerse con los frutos y con la viña. Y les pregunta a los sacerdotes y ancianos qué hará el dueño cuando los pille, le contestaron que los mataría. Jesús sentencia que se les quitará el Reino y se lo darán a un pueblo que produzca frutos.

Los estudiosos dicen que esta parábola constituye uno de los motivos por los que los judíos deciden matar a Jesús, porque les acusa directamente de la muerte de los profetas y anuncia su propia muerte.

Continuando con la interpretación de los domingos anteriores, en este caso los primeros, ya no es que sean los últimos sino que, directamente, son sustituidos por éstos. El sistema que utiliza es el mismo que en las parábolas anteriores: atrapar a los interlocutores por su propia respuesta, de forma que se vean involucrados en la consecuencia, sin que puedan escapar de ella.

Hoy es esta misma la realidad que nos podemos encontrar, el evangelio nos interpela a cada uno de nosotros, si las semanas pasadas nos podíamos creer que estábamos entre los primeros, hoy Jesús nos repudia. Quienes un día fueron los últimos hoy se pueden creer primeros y esto hará que sean repudiados, podemos entrar en un círculo vicioso. Mantengámonos atentos.