miércoles, 11 de enero de 2012

2º Domingo del Tiempo Ordinario

Texto: Jn 1, 35‑42

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Éste es el Cordero de Dios». Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?» Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro): ¿dónde vives?» Él les dijo: «Venid y lo veréis». Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dijo: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)». Y lo llevó a Jesús. Jesús se lo quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón el hijo de Juan, tú te llamarás Cefas (que significa Pedro)».

Comentario: (realizado por Susi)

El domingo 15 de enero, es el 2º del tiempo ordinario y leemos Juan 1, 35-42. Este texto nos habla de dos seguidores de Juan a los que él les dice: “Este es el Cordero de Dios” y sin más preguntas le siguen a Jesús, es decir, se disponen a ser sus discípulos lo que conlleva a un cambio importante en sus vidas. El diálogo entre ellos es corto pero lleno de significado ¿qué buscas? ¿Maestro dónde vives? Venid y lo veréis, les responde Jesús. Ellos se fían de Él, confían en Él y no lo dudan en ningún momento. A mí, particularmente, me encantaría saber qué les dijo Jesús a cada uno de los doce discípulos, para que se sintieran tan fascinados por Él y le siguieran, sin más, lo dejaron todo y se fueron con Él. No hay un acto de fe más grande. Aquí me gusta destacar el gesto importantísimo por parte de Jesús y que a nosotros nos tiene que servir de ejemplo, no bastan las palabras, las teorías, sino los hechos, las vivencias, los testimonios.

Los discípulos le preguntan que dónde vive, pero no hay alusión ninguna a un lugar determinado y ¿por qué? mi respuesta es clara y concisa, lo más importante que tenemos es: nuestro corazón, es nuestro gran tesoro y es ahí en lo más profundo, donde habita Dios.

Este texto nos propone el tema de la vocación cristiana. Dios aquí nos desvela, como actúa cuando llama a alguien, es Él quien toma la iniciativa, quien va al encuentro, quien te llama, y tú sólo tienes que seguirle, escucharle, abrir tu corazón y ponerte en movimiento. No hay mayor don en la vida que haber encontrado tu vocación, es realmente encontrarse a sí mismo, encontrar la razón de la propia vida y el amor por la vida.

La vida actual, está llena de ruido, palabras que van y vienen, mensajes que se cruzan y perdemos la capacidad del silencio, la capacidad de escuchar en nuestro interior la voz de Dios que habita en nosotros. Dios puede continuar siendo aquél desconocido de quien hablamos, o a quien afirmamos creer, pero con quien pocas veces nos encontramos en la intimidad del corazón.

Sintamos la curiosidad de empezar esta bella aventura con Jesús, tengamos los oídos bien abiertos para escuchar con profundidad y dar una respuesta positiva al amor de Dios, intentemos caminar tras Él y reconocer en cada acontecimiento de mi vida la presencia de Jesús.